Salgamos a Buscar Ayuda
"Resulta bastante obvio escribirlo o leerlo pero no podemos esperar que las cosas simplemente sucedan si ni siquiera somos capaces de pedirlas."
Desde que nacemos necesitamos ayuda. Para comer, para cambiarnos, en fin, para aprender. Después, a medida que vamos creciendo, nos empieza a gustar hacer las cosas por nosotros mismos. Así nos sentimos más capaces, más independientes. Seguramente a más de uno se le venga a la cabeza alguna imagen de cuando era chico y decía “mirá, lo hice yo solo” y recibía el aplauso de todos. Fueron pasando los años y se nos arraigó la creencia de que pedir ayuda es signo de debilidad o significa molestar a los demás.
Que no se malentienda, hacer algo por nosotros mismos nos llena el pecho de orgullo y trae una sensación de bienestar que, a pesar de que es momentánea, nos encanta. Sin embargo, en muchas ocasiones lo mejor puede resultar dejar nuestro ego de lado y acudir a alguien. Mostrarnos vulnerables y admitir que no podemos solos está más cerca de ser una fortaleza que una debilidad. A veces nos olvidamos del poder que tiene la vulnerabilidad para lograr confianza y conexiones genuinas.
Más allá de las razones que nombramos arriba, hay múltiples más que nos dificultan pedir que nos den una mano. El miedo seguramente ocupe uno de los primeros lugares. Miedo a que nos rechacen, a hacer el ridículo o a sentirnos inferiores. Es una emoción totalmente natural pero que, en lugar de dejar que nos paralice, la deberíamos usar para estar más atentos y alertas. A la hora de pedir ayuda no dejemos que nuestros miedos e inseguridades nos detengan. Seamos proactivos ya que si el problema nos involucra seguramente también podamos ocupar un lugar en su solución. Resulta bastante obvio escribirlo o leerlo pero no podemos esperar que las cosas simplemente sucedan si ni siquiera somos capaces de pedirlas. Si necesitamos una mano, no aspiremos a que caiga del cielo, salgamos a buscarla.
Pensemos también en cómo solicitamos ayuda. ¿Qué factores influencian la respuesta? Es probable que no sólo dependa del pedido en sí, de la tarea en cuestión, sino también de cómo se transmite el mensaje, de tu actitud durante su explicación y de lo que hagas después de ella. Posiblemente, esa mano que te están dando resulte fundamental en tu camino hacia algún objetivo. Verlo así, reconocer al otro como una pieza clave, seguramente te haga valorar y respetar su respuesta incluso más. El interés en su ayuda pasa a ser algo sumamente genuino.
A la hora de buscar ayuda cobra también gran importancia saber manejar los tiempos y reconocer las emocionalidades, tanto nuestras como de los demás. Es conveniente ser lo más claro y conciso posible, mantener la mente abierta y dejar de lado nuestros juicios y suposiciones. Si pedimos una mano y no recibimos la respuesta que esperamos, de poco servirá enojarnos sin antes habernos puesto en el lugar del otro o analizado la situación con perspectiva. ¿No sería mejor abandonar el papel de víctima y preguntarme si me expresé claramente, si puede que la persona a la que acudí estaba pasando por un día complicado o simplemente se encontraba muy ocupado? Es fácil caer en la frustración o el enojo ante la primera dificultad. No dejemos que nuestra propia ansiedad por obtener la resolución que imaginábamos nos juegue una mala pasada. No nos olvidemos que al pedir algo debemos prepararnos para varias respuestas posibles: sí, no, quizás, dame un segundo. Sepamos respetar todas.
El respeto, la confianza y la sinceridad para con el que nos ayuda tienen también un fin un tanto oculto. Más allá de permitirnos aprender o comprender eso que necesitábamos, el pedir auxilio es una gran manera de generar vínculos. Contar a otro que tenemos una dificultad forja una relación, la cual puede ser buena o mala dependiendo en parte, de nosotros. Muchas veces nos cuesta aceptar que no podemos solos, creemos que no admitir algo que ignoramos va a ser suficiente para camuflar nuestra obvia ignorancia.
Buscar y reconocer nuestras limitaciones es un gran e importante primer paso, pero de poco sirve si no hacemos nada con eso. Probablemente encontremos mucho para mejorar y trabajar por nuestra cuenta; pero si no sabemos algo y necesitemos ayuda ¡salgamos a pedirla!